Probablemente no exista una mejor manera de empezar el día que con un desayuno bajo en carbohidratos. Los desayunos sin carbohidratos son probablemente las comidas que más quebraderos de cabeza genera entre los que seguimos una dieta baja en carbohidratos, especialmente cuando pensamos en los desayunos de nuestros hijos. En el libro Cocinar sin Carbohidratos presentamos bastantes recetas que pueden usarse en un desayuno bajo en carbohidratos, muchas de ellas apetecibles para los niños. Por ejemplo, se me ocurre que el Sándwich relleno de mousse de arándanos de la página 54, los Gofres de chocolate de la página 56 o el Pan plano de la página 29 untado con mantequilla son magníficos desayunos sin carbohidratos para empezar el día que pocos niños podrán resistir.
No solo es importante que los niños coman alimentos completos, con una buena fuente de proteína y de grasa, sino que además tienen que disfrutar comiendo esos alimentos para que no sientan que siguen algún tipo de dieta extraña. Si mis hijos tienen que elegir entre mis cookies y las Oreo, por poner un ejemplo, la decisión la toman sin pestañear eligiendo las galletas caseras. Unas galletas que si ya tienes el libro sabrás que no tienen harina ni azúcar, y sin embargo saben al menos tan bien como la pinta que tienen. El verdadero reto, para el próximo libro, será hacer cookies eliminando el salvado de trigo para desechar cualquier traza de gluten, pero algo se nos ocurrirá seguro.
Pues imaginemos ahora que además de esos 40 gramos de carbohidratos -que vienen a ser más de los que yo consumo en un día normal- le añadimos los que proceden de los típicos cereales de desayuno (entre un 75% y un 85% en peso), del pan blanco (entre un 60% y un 75% en peso), de las galletas y bollería industrial (entre un 65% y un 90% en peso), y nos acabaremos encontrando con que el desayuno de nuestros hijos pasa de contener 12 o 15 gramos de carbohidratos procedentes de la leche a tener entre 150 y 200 gramos de carbohidratos, casi todos procedentes del azúcar y la harina refinada.
Por este motivo, para evitar la tentación de buscar soluciones rápidas y poco saludables, siempre suelo tener en casa algunas cosas que me ayudan a preparar desayunos sin carbohidratos pero de manera casi instantánea. No creo que sean productos diseñados para usar a diario, pero tampoco veo problema con usarlos a diario si la economía doméstica lo permite. Simplemente, por principio y por mantener el control de los ingredientes y del gasto, en casa tratamos de preparar el grueso de los alimentos y dejamos los preparados para momentos puntuales.
Alternativas comerciales para hacer desayunos sin carbohidratos
Por poner algunos ejemplos, es habitual que tengamos en casa los bizcochos Protocake, el pan de molde Protobread y los bollitos de pan Protobun del fabricante Ciao Carb. También solemos tener las tortillas bajas en carbohidratos de CarbZone porque a los niños les encanta llevarse un «enrollado» de embutidos al colegio como merienda, y además estas son muy ricas en fibra. Las galletas BiscoZone de Nutriwell, con un 65% menos de carbohidratos que las galletas convencionales también son interesantes.